Que hacer frente una pataleta.. ¿Que hago?
ACABA CON LAS PATALETAS EN 4
PASOS
Los niños nos ponen a
prueba constantemente y nosotros nos desesperamos, pero hay que
tener en cuenta que no lo hacen con intención de fastidiarnos. Simplemente,
todavía no saben expresarse de otra manera.
De momento, el niño no tiene el lenguaje tan desarrollado como
para expresar lo que quiere y tampoco
sabe todavía cómo manejar el enfado o la frustración que está
sintiendo de forma tan intensa. Entonces, ¿qué hacemos? ¿Esperar hasta
los 4 años? Se preguntan
muchos padres. Lo cierto es que es a partir de esa edad cuando las rabietas
empiezan a formar parte del pasado, pero en el día a día, hay muchas cosas que
se pueden hacer para, entre todos, acabar con las dichosas pataletas.
Prevenir
Anticiparse a la situación es garantía de
éxito. Los padres saben
perfectamente cuáles son las situaciones que pueden desencadenar una rabieta.
¿Por qué tentar la suerte? No pasa nada si desvías o rodeas a la
tienda de dulces o para no pasar por delante de la tienda de juguetes, cuando
sabemos que al estar delante de estas, nuestro pequeño angelito puede convertirse o
imitar a la niña del exorcista cada vez que pasa en frente de estas. Otra
realidad es que si nos encontramos con amigos en la calle, no podemos pedirle a
un niño de dos años que aguante
media hora de conversación. No es posible.
Despistar
A Alfredo se le ponen las orejas rojas, Ángel aprieta
fuerte los puños, Sofía llora y se mueve inquieta en su silla... Son los signos de alarma que avisan de que
el pequeño está a punto de perder el control. En estas situaciones hay
que echar mano del improvisador que cada padre lleva dentro para desviar la
atención del niño. “¡Mira, vamos a contar cuántos carros rojos pasan!”, le dice
la mamá a su hija cuando la niña empieza a agobiarse en el autobús o en el
carro.
Otra opción es anticipar las consecuencias, por ejemplo “como te estás portando
tan bien, al terminar…. (Buscar una recompensa que le guste) ”. Pero ¡ojo!,
tratándose de niños tan pequeños la recompensa tiene que ser pronto y no es
conveniente hacerlo siempre, ya que así entendería que solo tiene que portarse
bien a cambio de premios.
Ignorar
Suponemos que hemos seguido al pie de la letra los
pasos 1 y 2 y, aún así, nos encontramos con una hermosa rabieta entre manos. Al
igual que pasa con los adultos, con
un niño en pleno ataque de ira no se puede razonar. Lo mejor que podemos hacer
es ignorar su comportamiento, no prestarle ninguna atención. ¿Y eso por
qué? Pues porque la pataleta es un comportamiento negativo y nuestra atención
un premio, por lo tanto no tiene sentido premiarle con atención, aunque sea
para regañarle, si lo que queremos es que deje de comportarse así.
- En
casa es muy fácil. Basta con cambiarnos de
habitación y seguir a lo nuestro. Seguramente ni tendremos que molestarnos
en vigilarlo, ya que es muy probable que nos siga por toda la casa, se les recuerda “que una rabieta sin público es como un
jardín sin flores.”
- En la
calle, es otro cantar. Si estamos en una zona sin peligro basta con
alejarnos unos metros, no mirarlo o hacer como que hablamos por teléfono.
Si se puede hacer daño o intenta golpearnos a nosotros podemos sujetarlo
con firmeza.
- En un
restaurante, lo más probable es que tengamos que sacarlo
fuera un ratito hasta que se calme y, seguramente, en alguna ocasión habrá
que ceder y que se salga con la suya. Esta debe ser la excepción y no la
norma, ya que si los niños aprenden que llorando y
pataleando al final obtienen lo que quieren, estamos perdidos.
Pasar la página
Y una vez que haya pasado la rabieta o pataleta. Aunque estemos todavía con el mal genio, del
mal rato que nos ha hecho pasar, en
el momento en el que deje la rabieta le acogemos y damos por resuelto el tema
sin hacer comentarios sobre lo que ha ocurrido.
Ya hemos hablado de qué hacer para reducir su mal
comportamiento, pero los padres muchas
veces olvidamos premiarles cuando lo hacen bien, con lo cual, los niños
sacan la conclusión de que solo les prestan atención cuando se portan mal. En
el día hay un montón de oportunidades para decirles lo bien que hacen las
cosas: “¡Qué bien está comiendo hoy mi niño!”, “¡me encanta cuando juegas con
tu primo sin pelearte!”, “¡cómo me gusta qué me ayudes a regar las plantas!”
“¡me siento tan feliz cuando comes todo!”.
Del mismo modo, dedicarle todos los días un ratito de atención en exclusiva, compartiendo un
juego del que él sea protagonista, es la mejor inversión anti-rabietas que
podemos hacer.
Alguna cosa más
sobre las rabietas
- Dependen
del temperamento del niño. Los que de bebés lloraban mucho y eran
difíciles de calmar, pueden tener más rabietas entre los 2 y los 4 años.
- La actitud de los padres debe ser
tranquila y firme. Si durante la rabieta, los niños ven que 'flaqueamos',
esta durará más.
- Si nunca hemos ignorado su
comportamiento durante las pataletas, es posible que estas aumenten en
intensidad y frecuencia tras empezar a hacerlo, pero seguramente
cesaran a los pocos días si aprende
siguiendo estos pasos.
- Aunque las
pataletas parecen eternas, el desgaste físico y emocional de los peques es
tan grande que no suelen durar más de media hora y se
reducen a 5 o 10 minutos si mantenemos siempre la misma actitud.
- Es importante que todas las personas
que cuidan al niño sigan las mismas normas, que deben ser pocas y muy
claras.
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